El celular me despertó, era pasada la medianoche, había quedado muerta después de haber pasado el día arreglando el apartamento con adornos navideños. Arreglar las luces y todo lo que teníamos guardado.
Quedó muy lindo, parecía la casa de Papá Noel, los tres habíamos quedado exhaustos, caí en la cama después de darme un baño y me tomé un analgésico para el cólico, me llegó la menstruación y al parecer será de esas que el dolor me enviaba a la cama.
—Sí. —respondí más dormida que despierta.
—Verónica. —Era la voz de Roland susurrando—. Perdona por despertarte, no puedo dormir.
—¿Y aplicas, tú y yo en el mismo estado?
Escuché su risa, se sintió un eco, quién sabe en donde estará metido.
» ¿Dónde estás?
—Llegando a tu apartamento. ¿Me das posada? Desde ayer no duermo.
Me levanté como un resorte, ingresé corriendo al baño por la gran descarga, no sé si fue por el fuerte movimiento o por la sorpresa.
—¿A qué horas llegas? —escuché que hablaba con alguien.
Por mucho en diez minutos, Simón d