Por Ramiro
Estoy frustrado.
La impotencia se adueñó de nuestras vidas y sin embargo nos amamos como pocas personas lelgana hacerlo.
Rocío es la dueña de mi vida y no logramos avanzar.
Le quería decir que tengo su vestido, que duermo abrazado a su almohada y que por eso nadie duerme en mi habitación.
Rocío malinterpretó todo.
Es celosa y la entiendo, porque yo también me vuelvo loco si la pienso en los brazos de Gabriel.
Ella es lo más importante de mi vida y yo ya no sé qué hacer sin su amor, sin su presencia, sin sus madrugadas.
Salimos del restaurante y estuve a punto de llevarla hasta mi casa, para que vea por sus propios ojos, que tengo su vestido, su ropa interior y hasta su almohada.
Pero entiendo que Karen nos necesita, que Mati tiene que pasar la noche en observación y que al menos, después de mucho tiempo, voy a amanecer al lado de Rocío.
Al pensar en eso, el fuego se adueñó de mis sentidos.
Estábamos llegando a mi clínica, ya se veía parte del interior, porque una de las par