Capítulo 100
—¿Es así? —Juan levantó la cabeza, su rostro impasible, y dijo: —Si dices quiénes son las personas detrás de todo esto, puedo perdonar a los Pérez.

—¡Ni lo sueñes! Jamás lo diré.

Óscar rechazó rotundamente sin pensarlo: —Si quieres matarme, hazlo. De todas formas, he vivido lo suficiente. Pero tú nunca encontrarás a los verdaderos culpables y vivirás siempre tu vida en culpa y pesadillas.

—En el fondo, eres más patético que yo. ¡Jajaja!

Se echó a reír a grandes carcajadas, su risa llena de locura y satisfacción total.

—¿No lo vas a decir? No te arrepientas después.

Juan, con una mirada fría, agarró a Julio.

—No, papá, sálvame, en realidad no quiero morir— Julio luchó desesperadamente, tenía el miedo escrito en su rostro.

—¡Detente!

Óscar se estremeció por completo de miedo.

Juan aplicó toda su fuerza en su brazo, rompiendo al instante el cuello de Julio.

—¡Julio! —Óscar gritó con un dolor muy desgarrador.

—¿Aún no lo dirás?

Juan agarró con desprecio a otro hombre de mediana edad y tamb
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