Releo el mensaje en mi celular una vez más y suelto aire con pesadez antes de volver a levantar la mirada y mirarme atentamente en el espejo del lavado. Aunque el fallo del juez no había sido del todo malo, la verdad es que los cinco salimos de sala de juicios, tensos y aún con los nervios de puntas.
Y trás eso Hansel propuso ir por algo de beber y así fué como junto al abogado, estuvimos en un restaurante hablando de lo siguiente que harían para que el fallo final y definitivo del juez, fuera a nuestro favor. Al salir de allí el abogado se despidió alegando que se encargaría personalmente de la auditoría para comprobar que las empresas no eran una lavadora de dinero sucio. Hansel y Lie también se marcharon a su casa y Damián y yo nos vinimos al apartamento.
Al llegar aquí no volvimos a tocar el tema, claramente estaba el hecho de que habíamos tenido suficiente de charlas legales, presión y frustración por hoy.
Al llegar a casa, no hicimos más qué compartir el tiempo con nuestra hija,