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La maldita verja se abrió un minuto después de detener el auto frente a ella, ese corto tiempo de espera aumentó aún más la frustración y el enojo que no me había abandonado desde que recibí el maldito sobre. Resoplo con molestia y adentro el auto al interior de la mansión, enseguida la verja empieza bajarse detrás de mí, mientras detengo el auto no muy lejos de ella.

No me molesto ni siquiera en despegar las llaves del auto, lo único que soy capaz de hacer es de tomar el papel que Amelie dejo durante el camino, sobre el tablero del vehículo, y acto seguido salgo del auto, cerrando la puerta de un portazo. Escucho la puerta de Amelie ser abierta y luego cerrada con mucha más delicadeza de la que yo empleé. Camino hacia la entrada de la mansión mientras que repaso el lugar con mi vista.

En el patio hay dos hombres que por sus vestimentas puedo identificar fácilmente como guardias. Han de ser nuevos, pues la última vez que estuve aquí no los ví. Dejo de mirarlos cuando uno de ellos repa
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