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Me sentía asqueada, violentada, quería y deseaba huir de aquí, pero, primero rogaba por ver a este hijo de puta muerto. Cerré mis ojos imaginando como clavaba un puñal en su pecho, quería matarlo con mis propias manos.
—¡¿Qué haces?! —le pregunté al verlo tan concentrado limpiando mi cuerpo.
—¿No es notorio, Vicky? —contestó haciéndome parecer una tonta.
—¡Ya sé! estás tratando de limpiar tu conciencia después de haber secuestrado a una jovencita—su mirada se tornó tensa, podía ver la cólera en ella, y me arrepentí en ese instante de haber pronunciado aquellas palabras.
—¿Si te trato bien está mal? —Comenzó a hacer pucheros como niño pequeño.
—¡Eres un maldito bipolar! —espeté, Mijaíl se metió a la tina junto a mí con todo y ropa.
—¡Que te quitará la virginidad, y eso no es lo mismo! —me quedé en silencio por un instante.
—A la primera oportunidad escaparé—respondí con brusquedad y sin mirarlo.
—¡Eso jamás pasará! —lo dijo más como una afirmación.
Mi corazón se quería salir de mi p