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No sé cuánto tiempo duré dentro de cuarto de lavado, después de no haber escuchado ningún murmullo en la habitación, salí de allí porque mi cuerpo pedía comida de manera urgente.
Bajo las escaleras lo más silencioso que puedo, tratando de que nadie me escuche, al llegar a la sala me percato de que están arreglando la mansión y decorando quizás para una fiesta.