—”Lo siento,Augusto aunque me dijiste que me mantenga al margen no puedo”-.Pensó en voz alta Valentina.
—Disculpe señora,¿qué me dijo?—. El chófer se volteó a mirarla.
La joven negó con un gesto,sentía tantas ganas de ver a Augusto.
Era una tarde soleada y decidió hacer una visita sorpresa a la mansión de Augusto. Al llegar, notó de inmediato la tensión en el ambiente. Augusto parecía nervioso, con gestos apresurados y miradas evasivas.
Caroline, con su presencia indeseada, mostraba una actitud despectiva y manipuladora. Sus palabras cargadas de veneno llenaban la habitación, creando un aura de malestar.
Augusto, atrapado entre su presente complicado, se sentía abrumado por la presión de Caroline y la cercanía de Valentina.
Su rostro reflejaba remordimiento y anhelo de redención, pero también temor ante las amenazas veladas de la malvada mujer.
Valentina percibió la incomodidad de Augusto y la hostilidad de Caroline. A pesar de las pocas palabras intercambiadas, el peso del conflicto