En una de las mesas del campus, Kansas, se encontraba sentada e inmersa en su lectura. Había perdido la cuenta de las veces que había leído Otelo, sin embargo, siempre la atrapaba de la misma manera y ayudaba que tuviera que volver a leer esa obra para un trabajo en la Universidad.
—“Ella me amó por mis trabajos, victorias y desdichas —Al escuchar eso, Kansas eleva la vista encontrando a Jonas frente a ella—… Yo la amé por su compasión, y no hubo más sortilegios” —cita el joven.
—Buena entrada —sonríe Kansas y vuelve a su lectura.
—Auch —Dedo dolor—. Eso fue cruel —se queja al ver que no obtuvo el resultado esperado al recitar a Otelo.
—Si buscas a Aye, está en clases de danza contemporánea —le hace saber sin mirarlo.
—De hecho, no estaba buscándola —le indica observando con curiosidad a la joven—. Pasaba por aquí…-
—No sigas —le interrumpe.
—¿Qué?
—Vas a decir que solo pasabas por aquí y me viste sola —Ella eleva sus ojos hacia él—. No intento decir que fue casualidad.
Jonas entrecie