Luego de pasear por el centro e ir al cine, las chicas decidieron volver al campus, a su habitación más precisa, ya que al día siguiente tenían clases y debían levantarse temprano. Una vez en el campus, Aye, se niega a volver a su habitación, alegando que había dormido toda la mañana y le iba a costar un mundo dormirse temprano, por lo que se a pesar de ellas diciéndoles que se iba a la biblioteca a ver si podía adelantar algo de sus estudios. En cuanto se despide de sus amigas, comienza su camino a la biblioteca del campus para poder hacer uso de las computadoras e investigar lo que le estuvo rondando en la cabeza toda la tarde. En ella solo se repetía una y otra vez el nombre de su supuesto padre. Daniel Rossini.
En cuanto encontró un lugar bastante desolado dentro de la biblioteca, comenzó a teclear el nombre que la estuvo atormentando desde que se enteró de él. Un fuerte escalofrío le recorre el cuerpo al ver la imagen que le regalaba el monitor al teclear el nombre. Un hombre de