Buenos Aires…
El rubio solo llegar quería a su casa lo antes lo posible y darle a su mujer lo que tenía preparado para ella y su tan esperada bebé. Al terminar la jornada de trabajo, Ian se dirige con velocidad al estacionamiento para buscar su camioneta y llegar a su hogar sin perder tiempo.
—¿A dónde vas tan rápido querubín? —le intercepta Gaby sonriendo con malicia.
—Estoy apurado para tus juegos —le dice sin detener el paso.
—Sabes que no puedes tener sexo con tu mujer, así que, ¿por qué el apuro si no puedes ponerla hasta después que nazca el bebé? —se burla siguiéndole el paso.
—¿Por qué mierda eres tan bruto? —se queja Ian negando al mismo tiempo con la cabeza—. Ya sé que no puedo coger con mi mujer.
— ¿Vas a coger con otra? —interroga finciendo estar asombrado y reprochándole con la mirada a Ian.
Eso le hace ganar un cachetazo detrás de la cabeza.
—No voy a coger con nadie —le dice mientras Gaby se soba la cabeza—. Tengo un regalo preparado para ella y quiero llegar an