Dante abrió los ojos lentamente y miró a su costado. Vio a Alina acostada allí y recordó todo lo vivido hace ¿cuánto tiempo había estado inconsciente? No tuvo tiempo de reflexionar mucho porque de repente, Alina comenzó a moverse y él alcanzó a escuchar sus quejidos.
Preocupado por ella, Dante se sentó en la cama y emitió un leve gemido de dolor. No le importó. Se quitó los cables y se apresuró a estar a su lado. Alina comenzó a llorar y a Dante se le partió el corazón.
—Alina… mi amor… despierta— presionó el botón para llamar a las enfermeras.
—No no no… suéltame— lo empujó descontrolada Alina.
—Soy yo mi amor… soy yo… por favor…
Alina solo lloraba y lo empujaba como huyendo de él. Él se apoyó mejor y se sentó haciéndose lugar. La abrazó con un nudo en la garganta.
—Mi amor, por favor no llores— le susurró Dante, lágrimas brotaban también de él. De a poco, la sintió tranquilizarse.
—Te amo Dante y te extrañé muchísimo—se sorprendió de que ella se lo dijera, pero lo saboreó. Hace mese