Cinthia:
Me bebí el champán de la copa de un trago.
Sé que en mi condición no debería hacerlo, pero necesitaba tomar fuerzas de alguna manera.
Dejé toda la decoración dónde estaba y me fui al cuarto.Metí todas mis cosas en una maleta y salí de allí.
Maldiciéndome a mí misma por haber sido tan tonta y jurándome que nunca más volvería a mirarle a la cara a ese imbécil maltratador, hijo de puta.
Oscar:
La cena de esa noche fue un desastre.
Mi padre y su esposa fingían una felicidad que no sentían y mi prometida se la pasó importunándome todo el tiempo.
Para celebrar mis veinte y cinco años de vida, eligieron el restaurante más caro de la ciudad y se aseguraron de que los paparazzi tomasen fotos nuestras.
Lo contemplé todo con desinterés.
Para aquellas alturas, ya yo estaba más que borracho y odiando todo el brillo y la falsedad que me rodeaba.
Me sentí como un saco de inmundicia.
En la tarde yo había tratado de la peor manera a la única persona que había mostrado verdadera fe