DOUGLAS WARD
Paré el coche frente a la cafetería y respiré hondo. Sabía que mi madre me haría muchas preguntas, y sabía que se lo contaría todo. Nunca consigo ocultarle nada. Lo he intentado, pero nunca funciona.
Salí del coche, cerré la puerta y entré en la cafetería.
Como era de esperar, mi madre ya estaba sentada en su sitio favorito. Era como si aquel asiento ya supiera que ese era su lugar preferido y lo hubiera reservado especialmente para ella.
—Mamá —la llamé en cuanto llegué a su lado, mientras ella se levantaba y me abrazaba, tocándome el rostro con cariño.
—Estaba tan preocupada por ti, por la forma en que desapareciste con tanta prisa. Por favor, cuéntame qué pasó —dijo mientras se sentaba.
Aparté una silla y me senté, sosteniendo sus manos entre las mías.
—¿Te conté sobre el exnovio psicópata de Aurora?
—Creo que sí, no me acuerdo —murmuró.
—Anoche la secuestró y tuvimos que buscarla por todas partes. Fue un milagro encontrarla, si no, habría muerto —le conté, y mi madre