23.
Me despierto agotada y de mal humor a la mañana siguiente, Arthur nunca me llamó ni se detuvo
Le lancé esas palabras para que me demostrará que estaba equivocada, pensé que haría cualquier cosa para convencerme
Pero fracasó, no le importe
Miro la pantalla de la computadora frente a mi, sin entender lo que sucede ahí, mi mente está en otro lado. Aún no he visto a Arthur y, para ser honesta, tampoco quiero verlo, porque he dejado clara mi posición y no cambiaré de opinión, quiero algo seguro y sólido
—Bella — Escucho una voz vacilante
—Pamela — digo sorprendida — ¿Qué haces aquí? — pregunto molesta
—Quería hablar contigo — dice, cerrando la puerta detrás de ella
—Entonces habla — le respondo con frialdad
Ella se acerca lentamente