275. EL JUEGO CONTINÚA
Pero mientras Lady Sabina se complacía en su esfera de poder recién pulida, las sombras se movían sigilosamente a su alrededor. Lord Henry preparaba meticulosamente su Jaque Mate. Había participado en programas de televisión para anunciar el futuro recibimiento del título de Lord, revivido los negocios de la familia Cavendish, participando en cuanta asamblea, reunión o negociación a la que era invitado.
Quería que Lady Sabina se sintiera en la cúspide de la sociedad antes de su caída estrepitosa. A escondidas viajaba a Santa Mónica para ver a su hijo convaleciente, que se había tardado más de lo esperado en su recuperación. Era como si el Joven Lord, después de deshacerse de todos los secretos que lo atormentaban, quisiera descansar y no luchaba por recuperarse.
—No te atrevas a dejarme solo, Hanriet —le insistía el viejo Lord cada vez que lo visitaba—. Te necesito, hijo mío, tienes mucho todavía por vivir.
Ese día, Lord Henry había abrazado a su hijo que lloró en sus brazos