César asintió, su expresión suavizándose al hablar del bebé. Era evidente que, a pesar de los misterios y las tensiones familiares, la idea de un nuevo miembro en la familia traía consigo una chispa de alegría y esperanza.
—Sea niña o niño, será querido y bienvenido. Y tendrá una madre fuerte y valiente —dijo César, mirando a Sofía con admiración—. Ahora, vayamos a ver qué ha dicho el doctor sobre nuestro primo, el Joven Lord.
—¿Nuestro? Tú no eres su primo, yo lo soy —afirmó Sofía.
—De sangre, sí, pero ese vínculo no es el único que importa. Acabo de hablar con mi padre y me pidió que reincorporara al tío Henry en el árbol genealógico de los Cavendish. Quiere que le transfiera todas las propiedades de su tío, Lord William Cavendish, su padre y, lo más importante, que le otorgue el apellido Cavendish al Joven Lord.
En Capitalia, Lord Henry y su mayordomo Jeeves se habían sumergido en el detallado análisis de las pruebas acumuladas por Hanriet durante su investigación para desen