246. CONTINUACIÓN
César sonrió orgulloso a su esposa. Estaba asombrado por su tranquilidad y determinación en medio de la confusión. Sobre todo, de ver cómo interactuaba con su creación y confiaba en ella, que era como confiar en él y eso lo llenó de regocijo.
—Así es, Sofi —dijo César, dándole un abrazo reconfortante—. Juntos encontraremos las respuestas que buscamos. No importa cuán complicada sea esta situación, un día vamos a saber la verdad. Por el momento, los mantendremos alejados de ti, ¿de acuerdo?
—¿Por qué? Quizás a mí me digan en verdad cual de los dos es mi verdadero padre —dijo ella esperanzada.
—No es conveniente, señora Sofía — intervino Fenicio— recuerde que usted tiene el único heredero de los Cavendish, y según su propia confesión, uno de ellos, el que trajimos de Capitalia, estaba empeñado en llevarla con él.
—Eso es cierto Sofi, ten un poco de paciencia. Ahora nuestra prioridad es Javi, debemos saber que le inyectó esa horrible mujer y que nos dio a nosotros. ¿Has visto algo