159. CONTINUACIÓN
La voz de Sir Alexander se quebró al final, la gravedad de sus palabras colgaba en el aire entre ellos como una guillotina.
—Nuestro hijo tiene que saber a qué se enfrenta, Elvira —concluyó, su voz apenas un murmullo—. No podemos protegerlo si no sabe quién es su verdadero enemigo. Créeme, están en serio peligro, mi tío es una persona sin honor y cruel, no descansará hasta asesinar a César y Javier. Mi abuelo lo desheredó y expulsó de la familia cuando deshonró a Lady Lorena.
—¿Y si le dices la verdad? —preguntó de pronto.
—No lo creerá, está convencido que Javier López se burló de él. Pensará que es una excusa para detenerlo —contestó pensativo.
La desesperación se apoderó de Elvira. Su mundo estaba desmoronándose aún más rápido de lo que temía. Pero sabía que Alexander tenía razón. César tenía que saber la verdad. Solo entonces podrían protegerlo del peligro que se cernía sobre él y su pequeño.
El abrazo de Sir Alexander era férreo, como si quisiera formar un escudo alrededo