116. MÍA
Eso era cierto, pensó López con un sentimiento de desconcierto. Había crecido creyendo que la mujer era su madre, luego pensó que podía ser su abuela, pero ahora no era ninguna de las dos.
—Y por la manera en que ella reaccionó, era alguien con la que no se llevaba bien o le hizo daño. Había dolor en su mirada —añadió Sofía, recordando la expresión de Elvira cuando habló de la mujer.
López asintió, su rostro serio. Ahora mismo tenía muchas interrogantes. Su abuelo era muy frío y arrogante según cuenta su madre. Trataba despectivamente a su papá hasta el día que murió. ¿Quién era esa mujer que él puso en el lugar de honor de la casa?
—¿Entonces no hay una foto de tu mamá en el muro de la familia? —preguntó Sofía recorriendo el pasillo—, no César, no hay una sola foto de ella, ¿por qué?
—Tienes razón —asintió López, con la mirada en el pasillo lleno de retratos—. Creo que porque era el abuelo quien vivía aquí y no se llevaban bien. Vamos a ver cómo está mamá con el pequeño.
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