—¿Está todo bien? —preguntó Sienna en cuanto entraron a la habitación. Kassio había estado extraño durante toda la cena, aunque lo había disimulado muy bien, cada vez era más buena leyendo sus expresiones.
Kassio se sentó sobre la cama y la observó en silencio durante unos segundos antes de responder.
—Mi padre estaba enfermo de corazón, recibía medicación, y no lo sabía.
Sienna entendió que esa información podía cambiar muchas cosas.
—¿Cómo lo descubriste?
—Hoy fui a ver al doctor que lo atendió. Me mostró su historia clínica.
Sienna se acercó a él y se sentó a horcajadas, abrazándolo. Como siempre él mostraba fuerte, pero podía ver el dolor bailando en sus ojos.
—Debiste decirme que irías, te habría acompañado.
—Tenías una sesión de fotos.
—A la m****a la sesión de fotos. Tú eres más importante para mí y no debiste ir solo.
Kassio levantó una mano y acarició su mejilla, mirándola con una sonrisa en el rostro.
—No estuve solo, tu pa… —Las palabras de Kassio murieron a mita