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Ya no podía defenderme y no podía sacar todo de mi.

En un abrir y cerrar de ojos Brais apareció en frente mío tomando una de mis manos y con su mano libre extendiéndola hacia el frente.

— ¡Basta! —dijo el para que luego una barrera nos envolviera a los dos.

La mayoría de las cosas empezaron a perder su poder como así también los alumnos que aún no tenían desarrolladas sus habilidades por completo perdían sus fuerzas.

— ¡Levántate Dacia! —exclamo él viendo que ya no había ningún objeto cerca.

— No puedo… —dije con la cabeza abajo.

Quería gritar y a la vez llorar, otra vez Brais me había salvado y yo no había podido defenderme sola.

—Mírame —dudosa y con mis ojos llorosos lo mire.

Me sentía decepcionada de mí misma.

<< ¿Dónde estaba mi lado poderoso? >>

—No tengo fuerzas… —dije volviendo a mirar mis manos.

Había sido humillada enfrente de todos y nadie había hecho nada excepto

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