Todas las entradas y salidas estaban vigiladas por unos hombres todos con unas mascaras extrañas.
La seguridad había aumentado, las cámaras en todos los salones y profesores recorriendo los pasillos.
Pero mi mente no estaba tranquila habían demasiadas incógnitas y ninguna respuesta certera.
Sobre el famoso escudo y sobre mi habilidad, y esas temibles bestias.
Habían demasiadas preguntas y pocas respuestas. Mis noches ya no estaban esas pesadillas pero si un recuerdo insistente que lo único que me hacía sentir era culpa.
No había hecho nada por aquel joven y eso estaba como un recuerdo vivo de mi conciencia.
Y en el único que podía confiar por más que me costara creerlo era en Brais.
Él había visto a esas criaturas y lo que sucedió estando juntos también necesitaba una explicación.
Empecé a buscar a Brais por todas partes hasta que terminé en el salón donde practicaban con el elemento fuego.
—Vaya sorpresa el fan