Lyonhart no apareció sino tres horas después.
-Demonios, que día más tedioso- dijo entrado por la puerta de la habitación de Ashary sin ni siquiera tocar, como si estuviese siendo esperado.
Se quedó parado en la entrada y cerró lentamente la puerta. El ambiente se sentía tenso y no solo eso, había una presión en su pecho, así como una densa y pesada feromona. Miró hacia la mesa donde todo el almuerzo aún estaba servido y después al omega sentado en la cama, cubierto con la colcha hasta su cadera que no había apartado su atención de los papeles que leía.
-No has comido nada. Eso no es bueno para tu salud sobre todo aho...- fue caminado hacia la cama cuando.
-No te acerques- Ashary alzó sus ojos rubís que parecían quemar por encima del borde del papel- Apestas- gruñó.
Lyon se olió algo confundido.
-¿Apesto? Si me cambié antes de...
El ceño de Ashary se frunció.
-Deberías saberlo mejor que nadie- volvió su atención a los papeles como si no quisiera esa conversación. Y es que no quería.
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