Cálido, suave, ligero, casi como una caricia del ala de una mariposa. Se sentía bien, erizaba todas las partes de su cuerpo, el escaso vello de su piel. Y le sacó una leve sonrisa.
Ashary restregó su rostro sonriente entre la almohada ante la agradable sensación que descendía por su espalda. Daba cosquillas. Soltó un leve bufido estando de un buen humor, algo que no era normal para alguien como él que solía abrir los ojos y tener cientos de pensamientos que ya lo abrumaban. Esta mañana era diferente.
Su cuerpo estaba ligero. Se sentía refrescado, como si fuera más joven. Sin preocupaciones a pesar de que sabía que tenía que hacer muchas más cosas, al punto de seguir aun en cama, decirle al alfa que había interrumpido su sueño que volviera a recostarse y sirviera de su cómoda almohada, porque no podía negar que el cuerpo de Lyon era agradable para abrazar. Y las coquillas… se seguían desplazando más hacia abajo. Habían iniciado cerca de su nuca, después hacia el costado de su omoplato,