Un día antes...

La revelación de la demanda económica de Daniel dejó a Cynthia con un nudo de ansiedad en el estómago. La noche se convirtió en una espiral de pensamientos, cada uno más abrumador que el anterior. La idea de que Daniel pudiera no solo intentar arrebatarle a sus hijas, sino también desestabilizarla económicamente, era una bofetada cruel. Mathias, notando su inquietud, se mantuvo a su lado, ofreciendo consuelo y la promesa inquebrantable de apoyo.

A la mañana siguiente, Cynthia se despertó con una nueva determinación. El miedo no podía paralizarla. Si Daniel quería jugar sucio, ella tendría que jugar más inteligentemente. La prioridad ahora era clara: asesoramiento legal.

Mientras las niñas estaban en la escuela y Mathias en el trabajo, Cynthia llamó a Teo. Su hermano respondió al instante, su voz denotando expectación.

—¿Todo bien, Cyn? Ayer no me dijiste cómo te fue con Daniel.

Cynthia respiró hondo.

—No. De hecho, no todo está bien. Y hay algo que necesito decirte,