Capítulo 51: Ese camino.
El delicado colgante de runa se había convertido en una segunda piel para Cynthia, un recordatorio constante de la promesa de Mathias. El regreso a Madrid había traído consigo una calma inesperada, un asentamiento de todas las emociones que Noruega había despertado. Ya no era un viaje, sino una nueva fase de su historia, anclada en una certeza profunda.
El consultorio seguía siendo su refugio profesional, pero ahora, el verdadero refugio era su hogar, un espacio que se sentía cada día más compartido. Mathias se movía en él con una facilidad asombrosa, como si siempre hubiera estado allí. Su risa resonaba en la cocina, su voz se mezclaba con la de las niñas al contarles historias antes de dormir, y sus brazos eran un consuelo constante después de un día agotador.
La relación con sus hijas también floreció. Clara le pedía a Mathias que le enseñara palabras en noruego, y Estrella compartía con él sus sueños de ser fotógrafa de naturaleza, inspirada por los paisajes escandinavos. Los cuat