Capítulo 35: La Caperucita.
La hora de salida había llegado para ella. El personal de la Fundación se dispersaba con sonrisas, despedidas y llegadas para otros. Cynthia, en cambio, iba con paso firme hacia la oficina de Mathias, con el estómago en llamas y los nervios al límite.
El mensaje seguía anclado perfectamente en su mente.
“¿Puedes venir un segundo a mi oficina antes de ir por las niñas? Necesito revisar una cosa contigo. –M.”
Se armó de valor y abrió la puerta sin tocar.
Ella también sabía jugar.
—¿Querías verme?
Mathias alzó la vista desde su escritorio, impecable como siempre. Con ese gesto sereno que usaba como máscara y hoy, a ella no le gustaba.
—Sí, adelante. Cierra la puerta.
Ella le hizo caso.
—¿Quieres que te diga algo, Mathias? —preguntó, con una calma helada, que hasta ella misma se sorprendería. Ella avanzaba hacia su escritorio lentamente—. Hoy ha sido uno de los días más agotadores que he tenido desde que entré a trabajar aquí.
—Lamento escuchar eso —respondió él, aunque su mirada tenía es