Lana Glower
Horas más tarde, la carretera donde nos atacaron ha quedado atrás. Connor conduce en silencio, con el rostro cubierto de cortes y los nudillos ensangrentados. Yo voy en el asiento del copiloto, con la mirada perdida en el reflejo de la ventana. Pero no miro el paisaje. Miro mi reflejo.
Hay algo diferente en mis ojos.
Ya no son completamente míos. ¿Qué esta sucediendo conmigo?
—¿Estás segura Lana de que estás bien? —pregunta Connor sin apartar la vista del camino.
Tardó en responder. Siento todavía un leve susurro en el pecho, como si algo respirara lento y profundo dentro de mí. Silencioso. Paciente.
—No lo sé —respondo finalmente.
Connor aprieta el volante. No dice nada más. Pero sé que él también lo sintió. No solo el poder... sino la conciencia detrás de ese poder que fue capaz de terminar con la vida de esos licántropos nauseas invaden mi boca recordando su sangre en mi rostro ni recuerdo como llego sobre mi piel, pero estoy segura de que Connor si tiene una idea que o