— ¿Qué hacen aquí? — Falcón fue el primero en llegar a la planta baja, terminó de ajustar su ropa mientras las dos mujeres con un par de maletas le miraron con una sonrisa.
— Hemos decidido involucrarnos en la boda de mi querida hijastra — la loba mayor golpeó ligeramente el hombro de su hija— ¿No es así Cintia?
— Sí, es… lo único que queremos, aunque aún… Aún estoy herida por la pérdida de mi prometido.
Falcón ni siquiera prestó atención a la mención de su ex beta, no quería recordar a su amigo porque estaba aún lastimado en el fondo por su traición, sus secretos y el crimen que sin lugar a dudas trató de cometer. Miró a la mujer mayor que de repente quería tener una relación con su luna.
— Mire señora, no creo que sea necesario que venga o haga nada, Emilia y yo no vamos a…
— ¡No puede hacer a un lado la tradición! — dijo la mujer — es… es verdad que Emilia no puede cambiar, pero sigue siendo hija de mi marido, esta es una familia con convicciones así que la boda se celebrará dentr