Emilia perdió su vialidad de escuchar en un incendio de la niñez tampoco podía cambiar, así que su familia le rechazaba y ella no era más que una esclava.El prometido de su hermana la acusó de intentar seducirlo y ella fue enviaron a una subasta donde fue comprada por un alfa aterrador que decía que ella era su luna. Falcon Greemes creció en las calles, consiguió poder y prestigio haciendo todo lo que necesitó para ser un poderoso alfa. Falcón descubrió a su luna en el momento menos indicado, la llevó a casa aclarándole que él tenía a alguien más a quien había estado buscando por años, pero cuando su luna comenzó a meterse en su corazón, él comenzó a replantearse muchas cosas. Sin embargo, serían capaces de unirse cuando las circunstancias de la vida los llevaran a ambos a enfrentarse no solo a enemigos en común sino entre ellos mismos. ¿Podría Falcón olvidar a la mujer que había buscado durante años? ¿Sería Emilia capaz de perdonar después de todas las cosas que vivió?
Leer másEmilia sirvió una copa de zumo para la mujer de aspecto petulante sentada en la cabecera de la mesa. La chica de cabello negro perfectamente peinado a su derecha dijo algo que hizo a la mujer reír, pero Emilia no fue capaz de escuchar, cosa que agradeció porque nada de lo que dijeran aquellas mujeres podría ser bueno, en especial cuando era evidente que hablaban de ella.
La chica dejó caer la servilleta al suelo cuando Emilia sirvió la bebida para ella, Cintia, volteó los ojos indicando con un dedo para que Emilia tomara la servilleta del suelo. La chica dejó la jarra a un lado de la mesa dispuesta a obedecer, pero antes de que pudiera ponerse en pie, todo el contenido de la jarra fue vertido sobre ella.
«Es tan estúpida»
Intentó acostumbrarse, pero todavía le dolía el corazón. Aunque no sabía de qué hablaban estas mujeres, sabía que ella siempre sería la broma de la familia. Emilia odiaba aquella familia que había conseguido su padre después de la muerte de su madre. ¡Su padre la veía como un estorbo! Porque no sólo no puede oír, sino que no tiene lobo. Ella es un pedazo de basura inútil.
— Lo siento señorita…— Emilia habló a pesar de no poder escuchar su propia voz o saber que no tenía culpa de nada — limpiaré esto en un minuto.
«Eres una estúpida, una m*****a molesta, sal de mi vista ahora mismo y recuerda que esta noche es la cena con el prometido de mi hija»
— Sí señora…
Emilia se alejó del comedor después de aquellas palabras. El olor del zumo de frutas que habían lanzado sobre ella la hacía sentir desagradable, pero antes de que pudiera llegar a su habitación para cambiarse de ropa, se topó con su padre. El hombre la miró con desagrado. La chica comprendió que no le importaba en lo más mínimo el porqué estaba de aquella forma y tuvo que parpadear sus lágrimas cuando su padre habló.
«Eres un desastre Emilia, procura que nadie te vea así y limpia mi estudio, iré a trabajar cuando termine el desayuno con mi familia»
¿Su familia?
La chica bajó la mirada al darse cuenta de que ella no era más parte de aquella familia. La mujer llegó por fin al pequeño cuarto que le habían entregado en el área de empleados y se dejó caer sobre la cama pensando en lo triste que era todo aquello para ella. Su madre había muerto cuando la guerra entre los lobos y los humanos estalló. Su padre le culpaba de aquello, pero si su padre realmente amaba tanto a su madre, ¿por qué se casó poco después con una nueva esposa? Ella no entiende. En ese recuerdo perdido, todos le decían que era una pecadora. Porque dejó morir a su madre en el fuego.
¿Por qué no podía recordar nada de aquello?
La pregunta no obtuvo respuesta dentro de su mente, la mujer caminó hacia el espejo de la habitación y pudo ver su propio rostro en el reflejo. Había visto una fotografía de su madre años atrás en una caja secreta que ocultaba su padre en su oficina. La mujer apartó su mirada del espejo cuando sus rasgos le recordaron a aquella mujer.
Sus ojos grises, el cabello rubio brillante y la piel clara únicamente marcada por un lunar en su mejilla izquierda bajo el ojo formaban una perfecta armonía con los labios carnosos de un rosa natural.
Aquel rostro le había traído problemas, su madrastra odiaba que ella fuera tan parecida a su madre y su hija odiaba que todos en aquella casa la considerasen más bella. Emilia siempre había sido ocultada por su madrastra y hermana, por aquella razón, a su padre tampoco le importaba, así que ella había comprendido a muy corta edad que mientras siguiera bajo aquel techo no sería más que un estorbo.
¿Por qué no se iba?
¿Por qué no intentaba irse lejos de aquella casa?
Emilia se había cuestionado eso muchas veces, pero no había nadie ahí fuera que pudiera ayudarla. Le aterraba verse aún más sola de lo que ya se encontraba.
La noche llegó antes de que Emilia pudiera siquiera notarlo, se había encargado de organizar la comida, de servir la mesa y de limpiar con el resto de empleados toda la casa. No comprendía realmente el interés de su madrastra por agradarle al novio de su hermana, ya que de lo poco que sabía lo más importante era que aquel sujeto no era más que una simple beta de una manada recién formada.
«Procura hacer las cosas bien hoy, estúpida, no hables, no mires a ninguno de los invitados y trata de parecer un poco más feliz»
Aquello había dicho su madrastra mientras le entregaba la ropa que debía usar. La chica miró el vestido que ahora llevaba puesto sin realmente sentirse bien. Aquella prenda sin forma y de color gris no solo cubría todo desde su cuello hasta sus pies, sino que era de una tela demasiado gruesa para no sofocarla.
«Todos felices ahora»
Emilia unió sus manos frente a ella cuando leyó los labios de su madrastra, vio a una empleada caminar hacia la entrada y se colocó justo al lado de su hermana al final de una fila familiar. La chica tragó cuando un hombre de cabello rubio bastante alto entró en la casa, no podía escuchar, pero pudo ver la emoción en los ojos de su hermana cuando corrió a los brazos de su novio.
«Es un placer para mí estar aquí» el hombre tomó la mano del padre de Emilia «Moría de ganas de conocer a la familia de Cintia»
Emilia sintió un pellizco en su brazo que le hizo apartar la mirada del novio de su hermana. Su madrastra señaló el suelo, haciéndola clavar la vista justo en ese lugar, y el mundo dejó de existir, ya que solo podía escuchar sus propios pensamientos. Se dijo que saldría de aquel salón, apenas pudiera. Planeó tomar una agradable bebida refrescante cuando pudiera sacarse aquel agobiante vestido gris que…
De repente, la empujaron. Cuando levantó la cabeza, vio al prometido de su hermana parado frente a ella.
«Ella no puede oír»
Emilia leyó los labios de su madrastra cuando miró a su izquierda, volteó la vista cuando señaló al frente con sus ojos y su respiración se congeló cuando estuvo frente a frente con el novio de su hermana. Aquel hombre la miró de una forma extraña antes de tomar su mano para besarla.
«No sabía que Cintia tenía una hermana tan bonita, es un placer soy Aitor»
— Felicidades por su compromiso.
Fue lo único que Emilia dijo alejando su mano de aquel hombre, su madrastra le dio una mirada de desagrado antes de pedirle marcharse, sin embargo, aquel hombre la detuvo una vez más.
«Tengo algo para darle a mi futura suegra y mi hermosa cuñada»
La forma en que habló a Emilia no le agradó, pero se mantuvo en silencio mientras aquel hombre se alejaba de ella para tomar unas bolsas que había traído consigo. La madrastra de Emilia aprovechó ese momento para darle órdenes.
«Te largas a penas nos dé los regalos, encárgate de que todos los empleados hagan bien su trabajo».
— Sí señora.
La chica respondió una vez más, el hombre prometido de su hermana se acercó una vez más y Emilia observó en silencio como le entregaba una bonita pulsera a la madre de su hermana. Deseó que aquel hombre no se acercara a ella cuando abrió una caja de gamuza rosa y sacó un colgante.
«Este es para ti»
El hombre se acercó a Emilia sin darle tiempo a negarse, le desagradó sentir su aliento contra su garganta y el roce de sus dedos contra su piel le provocó escalofríos. La mujer se apartó con pisas cuando su hermana tomó la mano de su novio.
«Sirve la cena Emilia, ya no haces falta aquí»
— Claro que sí, Cintia.
La chica agradeció por primera vez poder alejarse de aquel lugar, se enfocó en lo que realmente necesitaba y todo pareció ir viento en popa cuando sorbió la comida para la familia de su padre.
— Me iré a mi cuarto ahora — anunció la chica a los empleados mientras tomaba un par de sodas de la nevera.
Las personas del personal se despidieron rápidamente y la chica decidió beber su refresco en la terraza. Sabía que su familia charlaría un buen rato en el salón de la casa, así que nadie la necesitaría. Emilia se sentó en el cómodo sillón de mimbre de aquella terraza, miró la inmensa luna que brillaba en el cielo y deseó como siempre que su vida cambiara. Ella quería ser feliz, ella quería ser una loba normal.
Una mano cubrió los ojos de Emilia. La chica jadeó cuando el aroma del alcohol se mezcló con la fragancia masculina que había olfateado antes del novio de su hermana y la chica tembló cuando aquel sujeto no solo la sujetó del cuello, sino que la acostó completamente sobre el sofá.
«Escuché que eras bonita, pero no pensé que lo fueras a este nivel». Emilia tembló cuando aquel sujeto tomó el borde de aquel feo vestido que llevaba. «Aunque me muero por descubrir qué hay bajo esta ropa, sé buena y quédate callada, ¿vale?»
— Aquí está su bebé — el doctor tocó ligeramente la pantalla del ecógrafo —. Muy saludable, por lo que puedo ver, está creciendo bien, pero deberías alimentarte más — el médico carraspeó — o quizás pasar más tiempo con contigo… Mmm alfa.— Eso ya no es un problema, estoy aquí — respondió Falcón haciendo que Emilia se sonrojara ligeramente —. ¿Qué necesito hacer exactamente?— Alimentarla, dormir a su lado, pasar tiempo juntos, el vínculo de los mates ayuda muchísimo al crecimiento de los bebés — explicó el médico —. ¿No viven juntos ustedes?— No, doctor, nosotros no…— Nos mudaremos juntos — respondió Falcón —. Hay alguna otra indicación que necesite tener en cuenta — cuestionó el alfa tomando la mano de su luna —. Prometo hacer que las cumplan a la perfección.— No hay mucho más que podamos hacer así que solo quédense juntos por el bien del bebé, un mate es imposible de rechazar o de alejar — el doctor habló — puedes mandarla lejos o puedes rechazarlo ante la manada, pero se seguirá
Emilia se cuestionó si estaba o no haciendo las cosas correctas, peinó su cabello antes de colocarse su cartera sobre el hombro. Caminó con prisas hacia la entrada de su casa y sonrió al ver el auto que Norma le había regalado. Era pequeño pero perfecto para alguien como ella. La chica lanzó la bolsa en el asiento del copiloto y miró su reloj, recordando que en treinta minutos se vería con Falcón.¿Por qué?¡Porque había decidido darle la oportunidad de explicar!Quizás era un error, quizás estaba perdiendo la última posibilidad de salir ilesa de aquellas circunstancias, pero su alfa había sido muy dulce. La mujer no podía negarlo, la chica no podía hacer absolutamente nada contra sus sentimientos y Falcón se veía sincero cuando decía que la amaba.Falcón suspiró cuando miró su reloj. El oficial que seguía persiguiéndolo a todos lados carraspeó algo aburrido y el lobo simplemente extendió uno de los cafés que había comprado hacía unos minutos. El chico lo rechazó por un instante, pero
Falcón dejó de mirar a Norma cuando Emilia pasó a su alrededor, ella realmente no quería hablar con él. Él realmente no entendía cómo resolvería las cosas si no tenía ni la más mínima oportunidad con ella, pero esperaba poder ser capaz de encontrar una respuesta pronto.— ¿A qué viniste realmente? —La pregunta hizo que Falcón le mirase directamente a los ojos de la señora frente a ella —. ¿A verme a mí o a mi invitada?— vine a verte por lo de la entrevista, es solo que… ¿Cómo está ella?— Está bien — dijo la mujer — y sobre la entrevista me mantengo en mi postura de no participar.— ¡Pero lo necesito! Todos lo necesitamos — dijo —. Eres una parte importante de la historia de los lobos, el único miembro de la primera familia que queda aún con vida, tú eres…— No soy más que una loba centenaria, muchacho. Si alguna vez hubo una familia, ya no la hay. Además, — Norma bebió de su té —. ¿No te das cuenta de que me echaron del otro lado? Nadie quiere saber de mí.— Los humanos no necesitan
— Sabía que iba a ser fácil, pero no tan fácil — Ermes miró a Cintia desde su cama mientras ella reacomodaba su bata de dormir —. ¿Dices que Falcón se fue y dejó todo en manos de un beta incompetente — negó — Él realmente cree que tiene todo bajo control.— ¿No lo hace? — Cintia respondió un tanto agobiada — ¿Tú sigues escondido, verdad?— Es muy diferente — respondió Ermes —. Estoy esperando el momento indicado para…— ¿El momento indicado? — Cintia se cruzó de brazos — ¿Cuándo es ese momento? — cuestionó —. Estoy embarazada. Falcón ni siquiera cree que sea su cachorro. ¡Sabes lo que hará si nace el niño y comienza a sentir el olor de otro alfa!— Faltan meses para eso Cintia — Ermes la tomó de la cintura llevándola sobre su regazo — además esperar es bueno, puedes saber exactamente en qué momento arrancarlo todo de raíz, ten paciencia preciosa — Ermes la besó — te prometo que nada será más placentero que hacer a tu hermanastra sufrir por todo lo que nos hizo.Emilia sonrió al pequeñ
— ¡Qué haces aquí, muchacho! — Norma le dio un pequeño saludo a un oficial humano más allá de Falcón —. Te dije que te quedarás lejos de Emilia.— Traje algo para ella — Falcón sacó el ramo de flores de la bolsa donde también había golosinas —. Necesito hablar, necesito saber de mí… cachorro, yo necesito…— Ser más inteligente.Norma hizo que el alfa diera un paso hacia atrás, ella misma dio un paso fuera de la casa antes de cerrar la puerta a su espalda. La mujer miró las flores y la bolsa entre sus manos. Miró después de un par de segundos a Falcón.— Ella cree que elegiste a su hermana, creo que lo hiciste en realidad — la mujer negó —. Si no, ¿por qué ella habría venido hasta aquí? — La loba tomó la bolsa —. ¿Por qué se habría arriesgado?— Está confundido, habían pasado tantas cosas y ella... Dios, ella dijo que era la chica que estaba buscando, así que yo… Quizás fui un poco abrupto.— ¿Qué quieres decir exactamente con eso? — La mujer se cruzó de brazos —. ¿Abrupto es una palab
— ¿Bien, cuéntenos, señor… ¿Falcón? — La entrevistadora de cabello café perfectamente peinado sonrió a la cámara frente a ambos — Realmente viven en… ¿Manadas?—Sí, somos una comunidad bastante aferrada a sus instintos — respondió —. Además, nada vale más para nosotros que la familia que creamos, con la que vivimos.— ¿Con quién viven? — La mujer bufó haciendo a Falcón enfadar internamente — ¿Cómo en las mismas casas?, ¿Duermen juntos como los... — carraspeó — los…— ¿Lobos reales? — Falcón terminó la frase —. No, cada uno tiene sus casas, sus negocios, su vida; somos igual de civilizados que ustedes.— Creo que eso es decir demasiado, ustedes son bastante agresivos.— Lo somos, cuando los humanos intentan masacrar a nuestra especie sin ningún tipo de preguntas, como hace unas semanas — Falcón miró a la mujer —. Dejaron huérfanos a dos pequeños niños de cinco años que ahora no dejan de preguntarle a sus abuelos por sus padres.— ¡Corten!El hombre detrás de las cámaras se puso en pie
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