KAESAR:
Kaela apretó mi mano y sentí su amor fluir a través de nuestro vínculo. Habíamos sobrevivido, habíamos vencido, pero ambos sabíamos que lo que faltaba era casi igual, si no peor, a lo que habíamos vencido.
—El sacrificio de nuestros guerreros no será en vano —declaré con firmeza—. Construiremos el mundo que ellos ayudaron a proteger. Ella no dijo nada. Había luchado a mi lado con la fuerza de su loba, pero todavía no estaba lista para actuar por ella sola, y lo sabía. La estreché en mis brazos y, con un leve impulso, la cargué, sintiendo cómo se acurrucaba en mi cuello. Mi Luna necesitaba de mi amor, y yo también, al menos por esta noche. Avancé despacio hacia la cabaña que nos habían preparado y la acosté en la cama, ayudándola a quitarse la ropa