POV HERNÁN
Estoy en la oficina, terminando de leer unos archivos, cuando el aullido de Augusto resuena con urgencia en el aire.
Mi cuerpo reacciona antes que mi mente, lanzándome hacia el origen del sonido sin pensar. Puedo escuchar a Bruno siguiendo mis pasos, pero no me importa. Algo está mal.
Cuando llegamos al puesto de vigilancia, veo a mi hermano convertido en lobo, con otros guerreros de la manada. Todos tienen la mirada fija en el borde del bosque, con los cuerpos tensos y en guardia.
—¿Qué pasa? —pregunto con el pulso acelerado.
Augusto me mira y señala con la cabeza hacia el suelo.
Sigo la dirección de su mirada y veo una estaca clavada en la tierra. Atada a ella hay un trozo de tela oscura. Mi estómago se revuelve cuando me acerco y desato el nudo con rapidez.
El mensaje es claro.
"Sabemos quién es. Sabemos dónde está. Vendremos por ella."
Bruno se acerca lo suficiente para leerlo por encima de mi hombro. Su expresión se endurece.
—Esto no es una advertencia. Es una senten