POV CLARA
El dolor es insoportable. Mi cuerpo arde, mis músculos se contraen en espasmos incontrolables, mi mente se retuerce en un laberinto de agonía. Es la aguja de Alan Uyina. El líquido verdoso. El acónito. Un veneno que me consume, que me debilita, que me somete. No es solo un dolor físico; es una tortura para mi alma, un veneno que ataca mi esencia, mi magia, mi conexión con mi lobo. Siento cómo mi energía se apaga, como si una vela en mi interior estuviera siendo extinguida por una ráfaga de viento helado.
Estoy en una mesa de metal, atada, mi cuerpo desnudo, vulnerable a la mirada fría de mi captor. Las luces parpadean, cegándome con su intensidad cruel, y el zumbido de las máquinas es ensordecedor. El rostro de Alan se cierne sobre mí con una sonrisa fría, calculadora, que me hace querer gritar. Ha logrado lo que tanto anhelaba: tenerme a su merced, despojada de mis poderes, de mi fuerza.
—El despertar está por comenzar, Luna —dice, su voz es un susurro que me hiela la sangr