POV HERNÁN
Un fuego helado que recorre mis venas, apagando mi fuerza, mi furia, mi conciencia. Es la sensación de estar atado, de ser un títere en mi propio cuerpo. Intento moverme, pero mi cuerpo está pesado, mis músculos no responden. Es como si una fuerza invisible me anclara al suelo, una pesada losa que me impide levantarme. Alan Uyina. Clara. Las últimas palabras de Valeria, un eco siniestro en el abismo de mi mente.
—¡Lyke! —grito en mi mente, desesperado por su presencia, por su fuerza.
Pero no hay respuesta. Solo el silencio. Mi lobo está dormido. O peor… Muerto. El terror más profundo me invade. Sin Lyke, soy solo un hombre. Un hombre débil, inútil. Un Alfa sin su lobo. Un corazón sin su otra mitad. Es la sensación de estar incompleto, de que me falta una parte vital de mi ser. La oscuridad se profundiza, y siento que me ahogo, que me pierdo en la inmensidad del vacío. Es la sensación de la muerte, de la nada.
—No… —murmuro, mi voz se pierde en el silencio, un susurro de des