POV HERNÁN
El gruñido del Guardián sigue retumbando en mi cabeza, aunque ya haya pasado el momento. Nadie dice nada, pero el aire en la sala está cargado, como si una tormenta se estuviera formando justo sobre nuestras cabezas, aunque aún no haya truenos. Todo parece en pausa, como si el tiempo se hubiera contenido en un único respiro que ninguno de nosotros se atreve a soltar.
Clara se mantiene serena, al menos por fuera, aunque sé que por dentro debe estar igual que yo: alerta, confundida… incómoda. Sus dedos no han dejado de acariciar la tela de la manta que tiene sobre las piernas. Un gesto pequeño, automático, que solo hace cuando algo le revuelve el pecho.
Yo no aparto la vista de Lucas.
Él actúa como si nada hubiese pasado. Sigue revisando notas en su tablet, consultando con el doctor Valcárcel con normalidad, incluso soltando algún que otro comentario técnico como si tuviera el control de la situación, pero esa sorpresa de antes, ese momento donde se congeló al ver al bebé… no