El error que estúpidamente cometí fue simple: Retar a la persona equivocada en el momento equivocado, esa persona es nada más ni nada menos que Jayden Scott, el boxeador número uno de todo Miami. Creí por un simple instante que luego de una semana todo quedaría en el pasado, ya no volvería a saber nada de él y tampoco él de mí, pero el destino parece haberse encaprichado conmigo, me lo cruzaba en todas partes donde iba, hasta que cometí otro miserable aunque irresistible error y es: Dejar que sus labios atraparan los míos, y permitir que llegara todavía más lejos.
Leer más—¡Vamos, Iris! —mi amiga me anima a continuar bebiendo algo que esta vertido en un vaso rojo, algo lo cual no tengo idea de lo que es exactamente, pero aun así obedezco.
Esta noche solamente necesitaba embriagarme hasta no recordar al capullo de mi ex novio, Liam Simmons, maldito hijo de puta, eso es todo lo que es, el muy desgraciado me engaño con nada más ni nada menos con mi mejor amiga, otra traidora más.
La verdad no sé a quién debo culpar más, si a él por meterse con quien se decir se casi mi hermana u ella quien sabia perfectamente lo enamorada que yo estaba de él.
Lo peor de toda la maldita situación es que yo vivía con Liam en su apartamento en el centro de la ciudad, porque no tenía a donde ir, y después de encontrarlo engañándome me pidió miles de disculpas, dándome excusas baratas y rogándome de rodillas, al dejarle muy claro que no iba a perdonarlo ni en un millón de años, sus lágrimas de cocodrilo desaparecieron de inmediato, se dirigió a la habitación y regreso con la mitad de mi ropa entre sus manos para luego lanzármelas a mí y cayendo en el suelo, me echo del apartamento dejándome en la calle a mitad de la medianoche.
Y la parte buena es que tengo una amiga de diez quien no ha dudado en acogerme en su casa en cuanto supo de mi situación y esa esa Selene Miller. Lo irónico de toda mi lamentable situación es que Selene me decía indirectamente a menudo que había algo sospechoso de Liam, así como en otras veces decía lo mismo de Danielle, ahora mi ex enemiga/amiga. Nunca le preste la atención que merecían esas palabras, ahora me arrepiento de eso por completo.
Podría estar recostada en una cama, con un pote de un kilo de helado de chocolate y engordar tranquilamente, pero en vez de eso con Selene decidimos salir a festejar mi soltería, en un club exclusivo donde supuestamente según me ha informado Selene, aquí es donde realizan peleas con boxeadores desconocidos pero buenos a boxeadores reconocidos, cabe destacar que no tenía la menor idea que este lugar existía, hasta ahora.
Aunque solo sea exclusivo no sé porque, todo está oscuro, solamente hay algunas luces de colores en todo el sitio, dos o tres mesas donde la gente bebe, grita al hablar debido a la música y una que otra toqueteándose sin importarles las personas a su alrededor.
—¡Va a comenzar la primera pelea de la noche! —exclama felizmente Selene como una niña a la que la han llevado a la tienda de dulces más grande del país.
Sus ojos verdosos se iluminan, ella es totalmente diferente a mí con respecto tanto a la figura y a la personalidad. Su cabello rojizo cae por sus hombros en ondas bin definidas, es siete centímetros más alta que yo, y pese a que come como si mañana fuera el fin del mundo, no engorda ni un solo kilo. Con respecto a la personalidad es una chica de veintidós años, dulce, cariñoso con quien se lo merece, y agresiva con quien no, pese a eso, a veces suele ser muy tímida hasta el punto de no poder obligarla a decir ni una sola palabra, pero cuando se desata contra alguien, es mejor temer por tu vida.
Con Selene nos conocimos en cuanto yo llegue a Miami en busca de una nueva vida lejos de Alaska. Compartimos cuarto en la universidad, luego ella se mudó a una casa con su prima quien ahora vive en Francia y quedo sola, yo por otra parte me vi en la obligación de abandonar la universidad para buscar trabajo y porque Liam me pidió que vaya a vivir con él, lo cual fue una estupidez, idiotez de mi parte, ahora puedo arrepentirme de eso.
—¡Señores y señoras. Señoritas y “Niños que seguramente no pasan la mayoría de edad”, hoy tenemos algo extraordinario, a alguien quien en sus putas vidas pensaron ver en vivo alguna vez! —habla un hombre de unos cuarenta y pico de años sobre el ring, tiene el cabello con algunas canas visibles y su atuendo conlleva: Una camiseta negra si no me equivoco y pantalones de jeans rasgados en las rodillas —Como ya algunos de ustedes sabrán y seguramente ya han corrido la voz y por ese motivo la mayoría está aquí esta noche, debo decirles que uno de los mejores Boxeador, de Miami, del país entero se tomó un tiempo para poder demostrarles que él mismo puede contra uno de nuestros mejores boxeadores del nuestro club.
Bebo otro sorbo del vaso rojo mientras ojeo la hora en mi celular, apenas iban a ser las once de la noche. Nunca he estado en un lugar donde se dan las peleas, para decir verdad no me llaman la atención en lo más mínimo, pero debo decir que me intrigan ahora mismo.
—Y lo que no saben, estamos hablando de Jayden Scott —dice el hombre sobre el ring a continuación la mayoría de las personas aplauden con ganas y gritan esperando verlo de una buena vez—, alias “El depredador”
¿El depredador? ¿En serio?
—¿Quién lo ha apodado así? —le pregunto a Selene levantando la voz para que me pueda oír.
Ella frunce la nariz negando y luego sonríe.
—El mundo, pues eso es. Un depredador.
La miro sin entender muy bien su respuesta. Sigue sin tener sentido. ¿Por qué depredador? Selene nota mi confusión y coloca una mano sobre mi hombro, tiene una mirada seria.
—Evita cualquier contacto visual con ese tipo.
—¿Por qué? —pregunto con rapidez.
—Según me han dicho algunas lenguas, donde sienta algún tipo de atracción o sienta que lo están mirando de una manera que no le gusta, te puede llevar el diablo —contesta y tras una corta pausa añade—: Lo que tiene de caliente y atractivo lo tiene de malvado, perverso y sinvergüenza.
Asiento encogiéndome de hombros. Me parece algo exagerado de su parte, sin embargo por otro lado tal vez tenga razón así que mejor prevenir que lamentar.
—¿Listos? —Pregunta gritando el hombre con el megáfono en las manos—. Primero presentaremos a nuestro boxeador estrella de todas las noches. Él es decidido, preparado para cualquier pelea que le toca, él es Duncan Powell, alias: “El sexy demoledor” No me pregunten por su apodo, a él simplemente le gusta que lo llamen de esa manera.
En cuanto pronuncio el nombre de Duncan Powell un chico de no más de unos veinticinco años salió entre las multitudes con el torso denudo, una pantalones cortos que le llegan a las rodillas y pasándose una mano por su cabello sedoso y rubio.
—Ahora toca el turno de presentar a él, un chico de veinticuatro años de edad que creció entre sacos de boxeo y sangre, libre como el mismo océano, él es Jayden Scott, alias “EL DEPREDADOR” —los gritos de las personas se hicieron más fuertes, me tape los oídos, creí que en cualquier momento me explotarían los oídos de los alentadores pero fuertes gritos.
Y entonces lo más esperado de la noche como todos dicen apareció también entre la multitud quienes se quedaban sin aliento, usaba una bata de boxeo con capucha negro con los bordes dorados. Al subirse al ring aun para mí su identidad permanecía secreta, la capucha grande cubría la mitad de su rostro, también tenía la cabeza gacha.
Como una de las esperas más largas, las personas en el club comenzaron a pedir que se quitara la parte de arriba y quedara solamente con el torso desnudo al igual que su rival. Al que este enseguida como en cámara lenta se quita la bata. Dejando ver por los reflectores de luz quien lo iluminaban, un chico extremadamente intimidante e irresistible de observar.
—¡Mamá! —el gritó enfadado de Mia, y como volvía a llamarme me hacía entender que no logró llegar a la parte no protectora de su padre como ella lo esperaba—. ¡Mamá!Me adentro a la casa buscando a la propietaria de esa voz que me recuerda mucho a la de mi mejor amiga, y madrina de mis hijos.Mia apenas me visualizó al mismo tiempo que yo lo hice, camino a pasos apresurados hacia a mí, cruzándose de brazos y mordiéndose el labio inferior. Siempre que la veo pienso en lo parecida que era a Jayden, tanto en gestos, como en la apariencia. Con su cabello oscuro, sus ojos verdes y su carácter. Ambos se podrían dar la mano fácilmente pero dado a que él es un poco mucho sobreprotector con nuestra chica de diecisiete años, están en constante lucha, aunque siempre terminan por darse un abrazo, y con mi esposo terminando con un No rotundo
Me gustaría decir que el juicio fue fácil, que tras presentar las pruebas en contra de Alexander Powell sería más que suficientes como para meterlo a prisión en uno o dos juicios tal vez, pero evidentemente estaba equivocada. Muchos dolores de cabeza, mucha preocupación de que de alguna manera él saliera impune de todo el daño que ha causado.El tiempo que duro el juicio fue de unos meses largos. Duncan tenía que testificar en contra de su padre, cosa que fue difícil para él. Sin embargo jamás bajo la mirada o quiso salirse de todo. Jayden fue el primero en querer hundirlo. Mi padre habló sobre todo lo que sabía, y muchas personas más las cuales tenía algún tipo de contacto con Alexander fueron la clave para finalmente encerrarlo, entonces ahí fue cuando pudimos respirar tranquilamente sabiendo que ya no podría hacer más da&n
Estaba desesperada por ver a Jayden, pero al mismo tiempo estaba abrumada al enterarme de mi embarazo, es decir, no es que no me sentía feliz por estar embarazada, pero con todo lo que estaba sucediendo era algo aterrador, ahora debía cuidar a mi bebé con uñas y dientes, no quería que llegara a este mundo con nuestra situación. Duncan me dijo que Jayden abrió los ojos repentinamente, los doctores se sorprendieron ante eso, cosa que no esperaban que fuera a suceder, no ahora al menos. Quería verlo, pero las enfermeras y doctores me lo impidieron, tenían que hacerle todo tipo análisis para asegurarse que no haya daño, además de la herida de bala en su estómago. Saber que ya no estaba dormido, saber que ya abrió los sus ojos me llenaba de felicidad el corazón, él estaba bien, gano la pelea contra la muerte.&nbs
Las horas pasaban, y Jayden no despertaba aun. Se sentía como una eternidad, estando en la sala de espera sin ninguna novedad. El estómago se me había cerrado, no tenía hambre, sed o cualquier cosa. No tenía ganas de absolutamente nada.Duncan está conmigo, no se ha movido tampoco del hospital. Ha insistido en que debo probar bocado, ¿pero cómo hacerlo? Lo único que quería era que Jayden abriera sus ojos ya, está en un estado delicado y los médicos han dicho que está peleando por su vida. Le hablaba y le decía que esta pelea debe ganarla, que es la más importante de su vida, que no se tiene que rendir, no puede rendirse.La madre de Jayden no me dirigía la palabra, porque para ella era yo la culpable de que su hijo estuviera en una cama al borde de la muerte, excepto por su hermano menor, Tobías que ha venido junto a Sophie, la cual no había vis
La expresión de triunfadora por parte de Allison era evidente, a pesar de la oscuridad de la noche. Podría decir que su mirada era a un más oscura que la propia noche misma.Había llegado, si dábamos un paso en falso, ella no dudaría en apretar el gatillo para matarnos de una sola vez. Pero tampoco podíamos quedarnos quietas, y es que en primer lugar nunca debimos detenernos, ese fue nuestro error con consecuencias letales.Y no nos quedamos quietas como Allison esperaba, nos movimos, pedimos ayuda, gritamos y ese fue nuestro segundo error más grave, con la consecuencia que nos marcó. Hubiera dado mi vida porque aquello jamás hubiera sucedido, las lágrimas se derramaron en las mejillas de todos los que estábamos presentes.Ocurrió muy rápido, ella nos tenía apuntada con su arma, estaba decidida a acabar con nosotras, Alexander ya había puesto precio a
—El padre de Duncan es el que debe estar muerto, no nosotras —exclama Selene, mientras corremos hacia ningún lado—. Y toda esta mierda es culpa de Jayden Scott.Logramos llamar a emergencias, pero la llamada se cortó al momento de decir el nombre de Allison. Lo importante era que tanto Jayden como Duncan estaban en camino. No sé cuánto se tardarían, pero esperaba ansiosamente que llegaran antes que sea demasiado tarde para ambas. La oscuridad no ayudaba para nada en nuestros pasos, nos tropezábamos cada tanto, haciendo que maldigamos de frustración y miedo.Y desde que a Selene se le apagó su celular no ha dejado de insultar a Jayden, diciendo que si le hubiera hecho caso desde un principio, acerca de no meterme con él, no estaríamos en esta situación. Pensé que ya lo había aceptado, pero me equivoque.Por otro lado, no puedo culparla. La entiendo, esta a
Último capítulo