C96: Aquí pongo el límite.
Nadia se quedó inmóvil, como si de pronto su cuerpo hubiera olvidado cómo reaccionar. La cuchara permanecía suspendida a medio camino entre el plato y los labios de su abuela, pero ella ya no la veía. Un silencio espeso se apoderó de la habitación. En su rostro, tan sereno y reservado como siempre, comenzó a dibujarse una expresión de desconcierto absoluto.
Tardó unos segundos en comprender que no se trataba de una broma de mal gusto, que su tío no había perdido la razón ni hablaba en tono sarcástico. Bajó la cuchara lentamente, la depositó sobre el plato y dirigió la vista hacia Jared, mirándolo con una expresión incrédula, como si intentara encontrar algún indicio de humanidad detrás de sus palabras.
—¿Qué acabas de decir? —cuestionó ella.
—Lo que oíste —declaró Jared—. Te casarás con Elian.
La incredulidad no abandonó el rostro de Nadia. Era como si cada palabra que escuchaba se estrellara contra una pared de lógica rota. No había explicación posible. ¿Cómo podía estar escuchando a