El bar recién inaugurado no quedaba lejos, sino que estaba ubicado en pleno centro de la ciudad, así que no fue difícil para Rowan llegar en cuestión de minutos. El rugido del motor de su Lamborghini azul se detuvo frente a la entrada cuando se estacionó, con los faros iluminando tenuemente la calle.
Una vez detenido, tomó su teléfono y envió un mensaje breve y directo a Nadia.
"Estoy afuera. Sal del bar y sube a mi auto."
Nadia ya no estaba prestando atención a lo que ocurría a su alrededor. Su mirada permanecía clavada en el coche que había visto antes: el vehículo donde Hazel se había subido acompañada por dos jóvenes.
El automóvil no se había movido de su lugar, pero el leve y constante vaivén con que se balanceaba sobre sus suspensiones era difícil de pasar por alto. Algo ocurría dentro, algo que a simple vista podía deducirse sin necesidad de mucha imaginación.
Justo detrás de ese coche, como una aparición inesperada, el Lamborghini azul de Rowan se hizo visible.
Enseguida, Nadia