En el coche hubo una pequeña mampara para que el conductor no pudiera ver lo que ocurría en el asiento trasero.
Sin ser visto, naturalmente, Balbino cogió a Flavia en brazos, sonrió y susurró: —Cuando tengamos a la familia Nieves, puedes darle lecciones a quien quieras, solo comprometerte un rato, ¿vale?
El rostro de Flavia se alivió ligeramente, el fondo de sus ojos era reacio pero sus movimientos eran sumisos, con una mirada coqueta y amorosa.
—Balbino, eres todo lo que tengo.
Balbino sonrió lentamente, dijo: —¿A la villa privada que te he preparado?
Por la noche, Lorena recibió una llamada de la policía pidiéndole que pagara la fianza de Elena.
Ella no escuchó con mucha atención y se dirigió allí presa del pánico, llevando a un abogado.
Cuando iba a pagar la fianza de alguien, lo normal era llevar a un abogado.
Lorena no esperaba ver aquí a Juan.
Llevaba una camisa gris y unos pantalones de traje de excelente textura, toda su persona estaba envuelta en unos escalofríos indiferentes,