Fue duro oírlo.
Lorena frunció el ceño.
—¿Cuál es nuestra relación? ¿Tengo que explicártelo?
Cuando estaban en España, le había prometido que le ayudaría a encontrar a sus abuelos.
Ya que los había encontrado, se sentía aliviada.
El corazón de Juan se llenó de ira cuando oyó que quería romper la relación con él.
—Sí. Vine a propósito para llevarte de vuelta, pero resulta que te llevas bien con otro hombre y no confiaste en mí en el momento crítico.
Estaba enfadado como un niño pequeño agraviado, y lo dijo sin tapujos.
—¿Has pensado en mis sentimientos? Si fueras tú en aquel momento, te habría creído firmemente.
Lorena oyó su voz baja, algo agitada, y se sintió ligeramente incómoda.
Era como si debiera sentir culpable por él.
«¿Qué dijo? ¿Me llevo bien con otro hombre?»
«Urso y yo somos amigos normales.»
Lorena puso los ojos en blanco sin aliento y miró por la ventana.
Estaba ciega de ira.
Rafael, en la parte delantera, observó cómo los dos se peleaban y Juan perdía el control, sintiend