El hombre de mediana edad obviamente no conocía a Lorena y no notó nada malo en Bella.
Sonrió al entrar en la sala y le dijo a Juan: —Juan, me he enterado de que te has hecho daño, tu madre estaba preocupada y me ha pedido que sea tu chófer. Soy fuerte, te protegeré a partir de ahora.
Juan miró al hombre sin expresión.
Bella, por su parte, miró a Lorena como para asegurarse de que Lorena reconocía al hombre.
Sonrió a Juan y dijo: —Sí, tu coche ha sido manipulado, así que quizá lo hizo el conductor, así que es mejor cambiarlo. Me siento más cómoda con tu tío conduciendo por ti.
Bella volvió a mirar a Lorena y no pudo evitar preguntar: —¿Por qué estás aquí, señorita Suárez?
Antes había intentado meterse con Lorena, pero Elena la había exasperado.
Lorena sonrió y contestó: —He venido a visitar a Juan.
Bella se mofó: —¡Qué caradura!
Juan estaba a punto de hablar cuando Lorena sonrió y repitió las palabras de Bella: —Sí, ¡qué caradura!
Miró significativamente al hombre que tenía a