—Tráeme un poco de comida, hermano...
El conductor entrecerró los ojos, pensó un momento y envió un mensaje a Susana.
Pronto tenía una cantidad extra en su cuenta y un mensaje de agradecimiento en su teléfono móvil.
El conductor se marchó rápidamente.
La criada estaba cocinando una sopa aleccionadora, y Juan está sentado con una mirada fría y deprimida.
El nombre 'Susana' seguía parpadeando en el teléfono móvil.
Se mostró indiferente y hizo como que no lo vio.
Pronto.
Alberto se lavó la cara y salió, mirando su teléfono y soltando una suave carcajada:
—Este gran problema sigue pendiente, hermano, ¿te ayudo contestar?
Juan se sentó indiferente, con el ceño fruncido.
Alberto rascó a contestar.
—Juan, qué debo hacer, Amancio tiene fiebre, estoy tan asustada, puedes venir o no...
Se oyó la voz suave y aguada de Susana, y Alberto arrugó la nariz sin aliento.
Esa voz, ¡era demasiado asca!
Tosió con fuerza:
—No es médico, así que ve al hospital si tienes fiebre, ¿esperando a que te quemen a l