Capítulo 124
Se le cambió el color de la cara de Lorena y siguió la dirección de su dedo, corriéndose de inmediato.

Por su mente no pasaba otra cosa que el temor de que Elena pudiera estar en algún tipo de peligro.

Empujó la puerta y giró la cabeza, sólo para encontrarla cerrada desde fuera.

Lorena golpeó en la puerta:

—Abra la puerta, ayuda...

Este palco estaba poco iluminado y era estrecho, como una larga sala de ultramarinos sin usar con un montón de cosas amontonadas.

Poco a poco se fue poniendo un poco nerviosa y un miedo inexplicable se extendió por su corazón.

Nadie sabía que era claustrofóbica.

Respiró hondo y tanteó la pared en busca del interruptor de la luz, pero no lo encontró.

Pronto.

Detectó algo un poco raro, como si oliera el humo de algo quemándose.

El olor se hizo más fuerte y ella se atragantó y tosió.

No supo dónde le había dejado el móvil.

Tenía una tensa sensación de impotencia por todo el cuerpo, y lo único que podía hacer era acurrucarse y apoyarse en la puerta, respirando e
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