Tenía que esperar hasta mañana.
Por la noche.
Pedro volió a —tener fiebre alta— y Susana ingresó en la sala antigua del hospital.
Casa de Suárez.
Cuando Lorena llegó a casa, Fiona ya estaba en la cocina cocinando con José, riendo y bromeando.
José tenía muchos principios y nunca cocinaría si Fiona no estuviera allí.
Si Fiona cocinaba, él no podía mirar al lado, iba a participar.
Así que en cuanto Lorena llegó a casa, oyó a José cocinando, y no tardó en decirle a Fiona lo mucho que la echaba de menos durante este tiempo.
Miguel estaba en el salón leyendo sus correos y sonrio al ver entrar a Lorena:
—¡Date prisa y ve a la cocina!
A Lorena le dolía un poco la cabeza y entró despacio. Vio que Fiona freía su filete mientras José daba vueltas, teniendo ganas de hacérselo él mismo:
—Cuidado, no hagas que el aceite te reviente en la mano.
Fiona se rió:—¿No es demasiado fuerte el fuego?
José:—No pasa nada, es lo que les gusta comer a Miguel y Lorena.
Lorena:—...
Ella no pudo evitar una tos y Jo