Dijo con ciudado el médico al lado:
—Fue un familiar de un paciente el que provocó un altercado y apuñaló accidentalmente a la señora Fernández, llamamos a la policía y el hospital asumirá su responsabilidad.
Susana se secó lágrimas de la cara mientras resoplaba y hablaba:
—Es Lorena Suárez, tiene que ser ella, ayer sólo fui para llamarte pero ella guardaba rencor y le pagó a ese hombre para que viniera y me matara, incluso en el mismo sitio donde la hirieron ...
La clave era que el hombre dijo algo cuando la apuñaló:
—¡No deberías ofenderla!
Se metió con Lorena, así que concluyó que Lorena lo envió.
La expresión de Juan era fría, sus cejas fruncidas y su tono un poco contrariado:
—No digas nada sin pruebas.
—Es verdad, Juan...
Susana decía algo más, pero desgraciadamente Juan no podía aceptarlo.
Sus hombres le informaron de que Lorena y Polo habían vuelto juntos a su ciudad.
Estaba a punto de irse justo cuando Rafael llamó de improviso:
—Señor López, parece que su abuelo se está despe