Desde que estoy embarazada, todo se siente más real. Más intenso. Más personal.
No solo por las hormonas —aunque están en pleno desfile de emociones—, sino porque ya no puedo permitirme dudar.
Ahora más que nunca, necesito ser fuerte. No solo para mí. Para Camila. Para este bebé. Para nosotros.
Pero justo cuando pensaba que lo peor había pasado, la vida nos lanza otra curva.
Una llamada inesperada. Una voz del pasado.
Una mujer que, hasta ese día, no sabía que existía: Helena Arbeláez, exsocia de Clara.
—¿Por qué deberíamos confiar en ti? —le pregunta Liam, con los brazos cruzados, mientras ella se sienta al otro lado de la mesa de la sala.
—Porque la conozco mejor que nadie —responde ella con voz serena, casi elegante, pero con el filo de alguien que ya no tiene miedo—. Y porque tengo pruebas que pueden destruirla.
Helena no es lo que esperaba. Ni una víctima, ni una oportunista. Es una mujer en guerra. Una que alguna vez creyó en Clara… y terminó pagando el precio.
—¿Qué cl