Solo se había dejado llevar. Tal como le había sugerido Brishen. Pero, la sangre joven es caliente y, una cosa llevó a la otra. Ya no lo recordaba con certeza, quizás, había sido un comentario o una mirada ¡Váyase a saber qué fue!

En ese momento, se encontraba corriendo por el bosque, guiada por su mano. Las risas llevaban el aire. Risas, que de tanto en tanto eran interrumpidas por el silencio de los besos que se daban en la oscuridad secreta de los árboles.

Llegaron a la orilla de un río que no se encontraba tan lejos de la fiesta. Lilly dejó que Brishen la tomara por la cintura para volver a besarla mientras se dejaban caer sobre la arena del rio.

Sintió sus manos acariciarle la espalda. Una en dirección a su pelo y la otra, en dirección a su trasero para luego estrujarlo sin pudor alguno. Ella dejó escapar un gemido de sorpresa y se decidió a hacer lo suyo y quitarle la camisa.

De pronto, un pensamiento intrusivo pasó por su mente. La vaga sensación de estar viviendo algo por