Mundo ficciónIniciar sesiónValentina tragó su decepción. Ya estaba demasiado insensible para enfadarse.
—Mamá se va un momento, ¿de acuerdo?
Valentina solo pudo tomar un suave respiro. —Sí, Ma. Ten cuidado. Siento no poder acompañarte abajo.
—Ay, no. Mamá se enfadaría si te forzaras —Doña se rio un poco, luego miró de reojo a Alejandro, que seguía de pie al lado de Valentina. Por el rabillo del ojo, vio cómo su hijo seguía mirando el ceño fruncido de su esposa.
—¿No vas a la oficina, Alejandro?
Alejandro carraspeó. —No, Ma. No hay reuniones importantes. Puedo controlarlo todo desde casa.
—¿Y qué piensas hacer en casa? —Doña contuvo la risa, viendo la enorme cantidad de orgullo pulcramente envuelta en el cuerpo de su hijo.
Des







