Mundo ficciónIniciar sesiónEn realidad, Valentina se sentía inquieta. De vez en cuando, sus manos se entrelazaban y arrugaba la punta de su cárdigan. Aunque no podía ver claramente lo que sucedía a su alrededor, confiaba en que nadie le haría daño. Elena y Peni iban sentadas en el asiento trasero, mientras que ella estaba al lado del doctor Julián.
El hombre había dedicado su tiempo a acompañarla de vuelta, a pesar de que ella solo necesitaba llamar al chófer de su casa para que la recogiera. Pero el doctor Julián insistió.
—No suelo ofrecer mi tiempo así, ¿sabes? —dijo el doctor Julián. En la imaginación de Valentina, el hombre sonreía ampliamente. Según la descripción que Elena le había dado del doctor Julián, su terapeuta era un hombre bastante apuesto. No menos atractivo que un Alejandro.
Sin embargo, la mala suerte seg







